Creo que las personas maltratadas son los mejores actores de todos. Tienen que serlo. Se pasan toda la vida tratando de ocultar el dolor, la vergüenza y la ruptura detrás del humor y la sonrisa para que la gente no sepa lo defectuosos que son. Yo soy una de esas personas.
Hice bromas, hice lo que fuera necesario para tejer una red de bondad alrededor de los demás para distraerlos del error que era yo. Siempre al borde de las lágrimas, con los dientes apretados en una sonrisa forzada mientras actuaba en una dramática escena de la Unidad de Cuidados Intensivos hace dos años. Sin embargo, esto no era una representación ni un sueño. Era real y me estaba muriendo.
Algunas personas se levantan cuando se caen, pero yo me derrumbé como un viejo cacharro. Podría intentar evitar lo inevitable, pero todo se rompe después de un tiempo, incluso el espíritu.
Me agotaba mucho después de estar en una gran multitud y tenía una gran ansiedad social. No se me permitía salir ni hacer mucho cuando estaba creciendo, y me obligaban a estar aislada y a realizar tareas, así como muchas restricciones al estar sentada sola en mi habitación, sólo se me permitía salir para la escuela, las comidas y las tareas domésticas.
Hoy en día, sigo necesitando un par de días para recargarme después de estar rodeada de gente. Necesito ese tiempo o me desequilibro mucho. Estoy aprendiendo de mi programa de CoDA cómo ser más honesta, abierta y vulnerable en mis relaciones para poder nadar con las mareas y no contra ellas.
No es fácil para mí y necesito tomar descansos para calmar y recargar mi espíritu, y eso está bien, siempre y cuando siga saliendo y apareciendo donde cuenta. Gracias por leer mi historia.
En Paz, Amor y comprensión,
Pamela W. – 26 de febrero de 2020
Recent Comments