Mientras recientemente llevaba un diario con mi Poder Superior, aprendí algo sobre mí misma. Estaba escribiendo sobre mi relación matrimonial y observando los comportamientos codependientes de mi pareja, que suelen ser diferentes a los míos. Manteniendo mis límites, hice lo mejor que pude para ser honesta y objetiva en mis observaciones. Mientras lo hacía, fue como si mi Poder Superior encendiera un interruptor de luz en mi mente. De repente, estaba claro que cuando mi pareja actuaba como una víctima, en consecuencia, yo también lo hacía. La claridad fue abrupta e impactante. Me di cuenta de que los patrones de evasión de mi pareja me lanzaban sistemáticamente a un frenesí inmanejable de rechazo, pánico, inseguridad y miedo. Con esta visión, que parece obvia en retrospectiva, al confiar en mi Poder Superior y en el programa, no me dejé llevar por la autocompasión, ni la intercambié por la vergüenza, ni me sumergí en la autocomplacencia (mis compañeros de supervivencia de toda la vida).
Como he ganado experiencia trabajando los Pasos y usando las herramientas, pude tomar esta conciencia, compartirla en una reunión y dejar que la recuperación no manipulada llegara en el tiempo de mi Poder Superior, no en el mío. Sobre todo, este suceso me recordó lo importante que es trabajar mi programa diariamente. Cuando entrego mi voluntad y mi vida al cuidado de mi Poder Superior, nunca sé cuándo me espera una lección liberadora o una experiencia enriquecedora.
Lindsay F – 25/8/21
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