¡Hola! Soy una persona codependiente en busca de recuperación.
Para mí, estar en recuperación es estar en paz.
Obviamente yo, como buen codependiente, siempre estoy atrayendo situaciones que me quitan la paz interior.
El programa de CoDA me ayuda a identificar estas situaciones y a desconectarme de ellas.
Sin embargo, muchas veces, no quiero hacerlo.
En esos momentos, sufro.
En esos momentos, necesito mucha ayuda de mi Poder Superior, para tener la fuerza y el valor de hacer Su voluntad, no la mía.
Tengo la firme convicción de que la voluntad de mi Poder Superior es que yo tenga paz, y que desarrolle mi potencial, sea el que sea.
Sin embargo, muchas veces no quiero aceptar la responsabilidad de desarrollar mi potencial. Y al mismo tiempo, dejo ir mi paz interior. La condición para tener paz interior es renunciar a mi propia fantasía, que muchas veces entra en conflicto con mis principios espirituales.
Me meto en un ciclo de culpa y racionalización. Me juzgo a mí mismo.
Mi Poder Superior me ama incondicionalmente. Mi Poder Superior me perdona. Mi Poder Superior sabe que soy humano.
Pero mi Poder Superior también es justo. Las leyes espirituales no son sólo para mí: todo el mundo tiene que seguirlas. Una ley espiritual es que no podemos controlar a otras personas. No podemos forzar una conexión. No puedo obligar a alguien a amarme.
Y olvido que este principio me da una gran libertad: tampoco estoy obligado a amar a alguien. Nadie está obligado a amar a nadie. Somos libres. Yo soy libre.
Sé que una relación es mucho más que amor. Es compromiso y responsabilidad. De nuevo: No puedo obligar a alguien a comprometerse conmigo. Y de nuevo, eso me da una gran libertad: nadie puede obligarme a comprometerme con alguien.
No soy Dios.
Sólo soy un ser humano más.
Otras personas tampoco son Dios.
V.A.C.
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