Asistí a mi primera reunión de CoDA hace 30 años, cuando tenía 22 años. Mi padre, un alcohólico en recuperación, oyó hablar de ella y me sugirió que fuera.
Por aquel entonces, no estaba aterrizada y prestaba atención a todo el mundo menos a mí, interiorizando los estados de ánimo y los sentimientos de los demás y exteriorizando. No sabía cómo tranquilizarme y sentir mis propios sentimientos.
Creer, confiar y entregar mi voluntad a mi Poder Superior resultó en cambios milagrosos en mí. Aprendí a dejar ir y a dejar de controlar a los demás, a sentir y a centrarme en mí. Aprendí a amarme a mí misma y a los demás de forma saludable.
Las Doce Promesas de CoDA han sido verdaderamente realizadas por mí. He utilizado mis despertares espirituales para el servicio y he recibido mucho a cambio. He pasado muchos años iniciando reuniones y amadrinando miembros. Es una alegría ver a otros miembros transformarse, sanar y prosperar. Funciona si lo trabajas. Así que trabájalo, ¡tú lo mereces!
Catherine E. 22/06/22
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