Empecé a asistir a las reuniones de CoDA hace casi un año. Llegué impulsada por mi terapeuta, que me sugirió que me vendría bien una “comunidad” que sufría de forma similar. Asistí a un grupo presencial los miércoles por la noche para ver si era la medicina que había estado buscando. Lentamente, pero luego de repente, oír a la gente hablar de límites– su lucha por mantenerlos y luego la alegría posterior que surgió al saber por qué luchaban en primer lugar– me dio mucha paz. Me hizo sentir menos rota. Me hizo sentir que valía la pena, como si este grupo de seres humanos increíbles, divertidos y solidarios pudiera estar allí para ellos mismos. En el curso, tal vez yo también pudiera aprender a aceptarme como un trabajo en progreso. Todos los miércoles desde entonces, he esperado con ansias conocer a la comunidad que me hace responsable de aceptarme a mí misma, con defectos y todo. Besos de una codependiente en recuperación Emociones grandes, devociones fuertes Atención no correspondida Gestión de conflictos y aprovechamiento posterior Brote manipulador Si te resistes, puedo arreglarlo Puedo llevarlo todo Me resulta emocionante querer a los que no quieren Atrapo todo lo que cae Pero espera, ¿qué hay ahí? ¿Mi propia desesperación? Pensé que yo era una máquina Mi mente sobrecargada explotó ¡Otro desastre que tengo que limpiar! Pero espera un minuto, simplemente siéntate quieta Las emociones no requieren acción Mis formas performativas de todos estos días, las reemplazaré con algo de compasión Y ahí está, mi niña interior Esperando ser apaciguada No hay más que hacer, solo somos tú y tú Ya no hay gente a la que complacer De ahora en adelante, nunca dudaré De la verdad de que soy suficiente Y cuando mis impulsos comiencen a surgir Desvelaré el farol de mi ego Sin contemplar compensaciones Si no hay aciertos, entonces no hay errores Tiempo para la reflexión, el progreso no la perfección Firmado, con besos codependientes Cyd K. 03.23.2024
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