Cuando era niña, era una época alegre, llena de regalos y buena comida. Entendía que todo lo proporcionaban mis padres, nada de Papá Noel ni de Dios. Mis padres eran mis controladores.
Cuando me casé, mi marido se convirtió en mi controlador. Poco a poco y de a poquito, me perdí.
Cuando tuvimos hijos, las vacaciones le parecieron bien a mi yo codependiente. Tenía la ilusión de que si mi marido tomaba todas las decisiones todo estaba bien. Pensaba que yo tenía influencia, pero ahora no estoy segura de que la tuviera. Si mis hijos eran felices, todo estaba bien. No tenía muchas necesidades, pero quería que todos fueran felices. Ahora me doy cuenta de que me descuidé a mí misma y, en retrospectiva, eso se debió a que me educaron de tal manera que pensar en uno mismo era ser egoísta.
Ahora estoy divorciada. Mi ex marido, que es muy controlador, sigue tratando de determinar lo que los niños más pequeños van a hacer. Ahora soy más consciente de mis propias necesidades y permito que mis hijos tomen sus propias decisiones.
Con la ayuda de CoDA, estoy aprendiendo a dar a conocer mis propios deseos. Hago peticiones. Si mis peticiones no se conceden, al menos las he dado a conocer.
En CoDA acepté fácilmente que no tengo poder sobre los demás y que mi vida se había vuelto ingobernable. Todavía sigo con la idea de que un poder superior a mí misma podría devolverme la cordura. Sé ciertamente que mis reuniones y el apoyo de mis compañeros codependientes me están devolviendo la cordura. Todavía no me he comprometido plenamente a entregar mi voluntad y mi vida al cuidado de mi Poder Superior. He hecho un minucioso inventario moral y sin miedo de mí misma, y lo he compartido con otro, con la esperanza de que si hay un Dios, estuviera leyendo por encima de mi hombro.
Ciertamente, estaba dispuesta a que Dios eliminara todos mis defectos de carácter. Necesito practicar más el pedirle a Dios que elimine mis defectos. Hice una lista de personas a las que había hecho daño, que consistía únicamente en mí misma. Hice algunas enmiendas a mí misma. Estoy considerando hacer este Paso de nuevo, pero me resisto a poner a mi ex en ella, ya que no creo que le deba nada y hacer enmiendas a él me podría perjudicar financieramente.
Admito rápidamente cuando me equivoco y las consecuencias son mucho más fáciles de asumir de lo que jamás hubiera imaginado. No siempre veo que se pueda enmendar.
A veces pido la guía de Dios, pero me resulta difícil practicarla. Si actúo como si tuviera fe, me siento tonta, ciega, ingenua. Siento que las cosas van mejor si hago una oración diaria. Practica lo que dices. Finge hasta que lo consigas. Meditar para dormir. Prefiero la meditación en grupo, buscando lo mismo.
Todavía estoy buscando un despertar espiritual como resultado de estos Pasos. Sin embargo, trato de llevar este mensaje a otros codependientes, localmente y en todo el mundo, y practicar estos principios en todos mis asuntos.
He aprendido a aceptar las cosas que no puedo cambiar, y todavía estoy desarrollando el valor para cambiar las cosas que puedo y buscando la sabiduría para reconocer la diferencia.
F.
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