En mi familia de origen, guardar secretos era a veces la regla «hablada» pero más a menudo la regla tácita. Mi padre era un jugador adicto y un adúltero en serie, y mi madre era alcohólica. Sin embargo, estos hechos casi nunca se expresaban y cualquier verbalización de estas verdades daba lugar a reacciones instintivas de negación, minimización y, sobre todo, de rabia.
En consecuencia, a lo largo de mi infancia, nunca estuve seguro de qué era seguro para mí decir, y dudé conscientemente de muchas cosas que intuitivamente sabía que eran ciertas. La disonancia cognitiva se define como el estado de tener pensamientos, creencias o actitudes inconsistentes, especialmente en relación con las decisiones de comportamiento y el cambio de actitud. Antes de mi recuperación en CoDA, la disonancia cognitiva me describía a la medida. Me convencí de que la vida era manejable y guardé secretos familiares (incluido el alcoholismo de mi esposa) del mundo y, hasta cierto punto, incluso de mí mismo.
Mi vida en la sombra de silencio, negación y minimización se derrumbó en febrero de 2018 cuando mi esposa estaba muriendo de cirrosis alcohólica en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). La vida se volvió tan ingobernable que tuve que admitir la verdad de la situación sin importar el dolor emocional, la vergüenza o mis viejos hábitos de negación y minimización. Esa crisis se convirtió en mi fondo, y me llevó a mi viaje de recuperación en CoDA. Inmediatamente empecé a asistir a las reuniones, a compartir mi historia en las reuniones, y a trabajar los Pasos con mi padrino y a pedir ayuda.
Al acercarme a mi tercer aniversario en CoDA, este hecho básico se ha mantenido como la fuerte columna vertebral que sostiene mi recuperación. Cuento mi historia, sigo contándola, toda, especialmente las partes de las que me avergüenzo y de esta manera la vergüenza se disipa y mi recuperación continúa fortaleciéndose y estabilizándose.
Richard W – Port Richey, FL 28/10/20
Recent Comments