El miedo me ha robado cincuenta y tres años. En el pasado, cuando ocurrían cosas malas, desarrollaba mecanismos de supervivencia como el distanciamiento, el aislamiento, los viajes astrales y extra corporales, el sarcasmo y el dolor auto infligido como formas de tener el control en mi vida. Perfeccioné estas herramientas de supervivencia hasta convertirlas en fuertes armas que utilizaba conmigo misma o con cualquier otra persona que supusiera una amenaza para mi seguridad o bienestar. Me sirvieron en la adolescencia y en la década de mis años veinte, pero se han convertido en las mismas cosas que me impiden abrazar plenamente la vida o a mí misma. Si me preguntas quién soy… eso depende de quién haga la pregunta y de lo que espere de mí. Apaciguar, para evitar el castigo duro o la ira de los demás, limitó mi crecimiento en todos los niveles.

Después de casi morirme como resultado de mis armas bien afiladas y el abuso del alcohol, ahora estoy en un lugar que nunca creí posible. Un lugar donde la sanación y el crecimiento son fácilmente accesibles, si me rindo a algo superior a mí misma y doy los pasos a lo largo del camino. CoDA es un programa increíble, pero tengo que estudiar los Pasos y abrirme a los demás, lo cual es un reto. El miedo al ridículo y al rechazo puede dominar mis esfuerzos en todo momento. Repito la Oración de la Serenidad muchas veces al día. Esta nueva herramienta es una herramienta de crecimiento, no de supervivencia. Trabajando los Doce Pasos de CoDA y aplicándolos a mi vida, puedo ver que las cosas mejoran. Mi percepción ya no es defensiva, y reconozco la verdad y el trabajo de un Poder Superior en mi vida diaria. Cuanto más crezco, más veo cómo lo que pienso, digo y hago repercute en mi recuperación. No es suficiente estudiar y conocer los Pasos intelectualmente. También tengo que aplicarlos a mi vida. Tengo que cumplir mi palabra. Esto implica una gran cantidad de sacrificio y dejar de lado las armas de supervivencia anticuadas. Puedo sentir que pierdo mi identidad cuando me despojo de estas herramientas de supervivencia y, una vez que creo que he eliminado todos los obstáculos autoimpuestos, surgen más. Ahora sé que esto va a ser un proceso continuo, de por vida, de autocomprobación que tendrá que hacerse a diario para mantenerme en el camino correcto. Las herramientas de supervivencia se sienten como viejas amigas, así que es triste dejarlas atrás. Pero al alejarme de ellas, puedo avanzar hacia una forma de ser diferente. Para mí eso es un sueño que nunca creí posible hasta ahora. Hoy cumplo 55 años, pero me siento más como una recién nacida.

Gracias por leer mi historia.

En la Paz, Amor y Comprensión.

Pamela W. – 23 de noviembre de 2019